El ingenio que ponen de manifiesto los castores en la construcción de sus obras despierta auténtico asombro y admiración. Pero, ¿sabes por qué el castor construye diques o represas? Junto a las arañas y las hormigas, muy pocos animales se caracterizan por sus construcciones. En CurioSfera-Animales.com, te explicamos los motivos de este comportamiento animal.
Cómo es el castor
El castor es el arquitecto, el ingeniero y el constructor del mundo animal. Quiere una guarida segura, donde dejar a sus pequeños sin que sean atacados por los depredadores. Su cuerpo está adaptado a esa tarea. Son animales robustos de 80 a 90 centímetros de largo, más 20 o 30 de cola.
Sus incisivos están muy desarrollados y con ellos roen la madera, pueden abatir un árbol en pocas horas, a continuación, y siempre con los dientes, le cortan las ramas, le quitan la corteza y lo cortan en trozos de un par de metros. Ese es también un medio de procurarse alimento, ya que los castores se nutren de cortezas.
Las partes anteriores son como dos manos pequeñas, capaces de aferrar una rama o un poco de barro. La cola, en forma de espátula, sirve para esparcir el barro o como timón en el agua. Su cuerpo está cubierto de un suave pelo, que ha sido la desgracia del castor, ya que los cazadores han hecho verdaderos estragos para procurarse su piel.
Los dientes del castor
Los castores son conocidos por construir represar o diques con troncos y ramas de árboles que cortan con sus dientes. Son un tipo de animal clasificado como roedor semiacuático. Con sus fuertes incisivos en forma de escoplo, un castor puede cortar de un solo bocado los arbustos pequeños. De este modo, en una o dos noches de trabajo puede derribar árboles incluso de treinta centímetros de diámetro.
Roer constantemente es una necesidad para el castor, ya que sus incisivos crecen sin cesar y, si no se encargara de limarlos contra la madera de los árboles, acabaría viéndose obligado a mantener siempre la boca abierta y moriría con las mandíbulas separadas y los incisivos clavados en el cuello.
Cómo construye su hogar el castor
Por eso, el castor construye su casa a orillas de un lago o sobre una pequeña isla fangosa en medio de un estanque. Excava una pequeña cámara para toda la familia y una galería de entrada y de salida que desemboca bajo el agua.
Cubre el techo con un montón de ramas y de brotes con lo que la guarida semeja una cabaña y deja entre esas ramas una salida de emergencia, que le servirá cuando está helada la superficie del estanque. Sobre el pavimento entrecruza también ramas, así, cuando llega mojado puede escurrirse el agua de encima, y así no forma barro.
El nivel del agua, no obstante, puede variar en el estanque sea por una crecida o por una fuerte sequía, y entonces la vivienda del ingenioso animal podría anegarse o bien quedar al descubierto la galería de entrada. El castor necesita aguas tranquilas, bien reguladas y siempre al mismo nivel. Es entonces cuando se convierte en constructor de diques y experto en hidráulica.
Derriba árboles, los corta en pedazos, los transporta por el agua, los encaja hasta formar un dique, tapa las ranuras con ramas secas y hojas y para unirlo utiliza el barro como cemento. Hay diques construidos, por castores, de diez metros de largo y cuya profundidad es el doble de la estatura de un hombre.
Son maestros en ingeniería ya que disponen de bocas de desagüe por donde fluye el agua sobrante, con lo cual el nivel en el lago construido es siempre el mismo. Son obras de varios castores, ya que viven agrupados en familias y se ayudan unos a otros.
Por qué construyen diques los castores
El motivo es que los castores construyen represas para mantener el nivel de agua en el interior de sus madrigueras y poder así estar seguros. Sigue leyendo y verás el por qué. El castor aprovecha la madera que corta con los dientes para construir su madriguera. Toda una obra de ingeniería que cuenta con dos entradas. De este modo, si un enemigo entrase por una, puede huir por la otra.
El castor construye en los cursos de agua cómodas moradas en forma de cúpula, integradas por estacas de madera clavadas en el limo y unidas entre sí por medio de tierra amasada. Estas madrigueras tienen dos entradas, una debajo del agua y otra por encima de la superficie, y además están unidas a otras madrigueras. La presencia del agua en su interior, hasta un nivel determinado, es indispensable para la seguridad del animal.
De ahí que, para mantener el agua siempre al mismo nivel, el ingenioso roedor crea unos pequeños lagos artificiales que cierran los cursos de agua mediante diques construidos con gran habilidad. Hasta el siglo pasado los castores abundaban muchísimo en América del Norte, y especialmente en Canadá, pero han sido necesarias severas leyes para impedir que estos animales fueran exterminados incluso en aquellas regiones.
¿Son peligrosos los castores?
Uno de los motivos aducidos por los cazadores de pieles para justificar las matanzas de castores era que estos animales podían, con sus diques, provocar aluviones repentinos.
En efecto, el agua retenida por las presas artificiales de los castores forma lagos de considerables dimensiones que, en caso de prolongadas lluvias, pueden destrozar sus diques y acrecentar el caudal de ríos y torrentes, provocando inundaciones. Puede ser cierto, pero no lo es menos que allí donde han desaparecido los lagos construidos por los castores, el bosque se ha desecado.
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