Muchas de las personas amantes de este tipo de ave exótica se preguntan, cómo criar cacatúas. A nivel particular no resulta algo altamente complejo, pero se vuelve algo más complicado si se quiere hacer de modo profesional. En CurioSfera-Animales.com, te explicamos cómo criar una cacatúa y lo que debes saber al respecto.
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Cría de cacatúas
En muchas partes del mundo no resulta tan fácil actualmente encontrar cacatúas como en épocas pasadas. Es debido probablemente, a que la mayoría de países se muestran en nuestros días fuertemente preocupados respecto a la conservación de su fauna. Y, como consecuencia de ello, la exportación de cualquier ave nativa o bien está prohibida o severamente restringida.
En 1973, la Convención sobre Comercio Internacional de Especies de Flora y Fauna en Peligro (CITES), a la que algunas veces se hace referencia como la «Convención de Washington», supuso el inicio de una nueva era en el ámbito de la legislación protectora.
La mayoría de países han ratificado dicha convención o incorporado sus principios, ya sea de forma total o parcial, a sus leyes nacionales. Esto significa que la fauna es objeto de control, tanto en los puertos de origen como en los de recepción. Esto hace extremadamente difícil el comercio ilegal de muchas especias.
En general, los textos legales sobre la materia son buenos pero algunos avicultores mantienen que la no disponibilidad de ciertas especies hace imposible el mantenimiento de proyectos de cría en cautividad. Y, que los mismos son importantes si tales especies han de ser salvadas para futuras generaciones. Algo que sucede por ejemplo con la cacatúa ninfa y también con la cacatúa alba o blanca.
En un momento en que muchas especies de cacatúas eran de fácil consecución, fueron pocas las personas que se molestaron en criarlas. Es solamente en el curso de las últimas dos o tres décadas que un número razonable de ellas lo están siendo en cautividad. Y, un hecho que quizá resulte sorprendente es que esta circunstancia se da principalmente fuera de su Australia nativa.
La política del gobierno australiano con relación a la exportación de fauna nativa es bien conocida. Y, así tenemos que incluso aquellas especies clasificadas como plaga agrícola y que son objeto de cacerías selectivas en las que se exterminan en gran número no se permite exportarlas vivas para destinarlas al comercio de pájaros de compañía.
Esto ha dado lugar a que inevitablemente y con carácter paralelo hayan surgido comerciantes carentes de escrúpulos. Utilizan métodos crueles para el envío subrepticio de ejemplares y que éstos alcancen elevados precios en los países de destino.
Es por consiguiente una necesidad imperativa el que cualquiera que tenga la suerte de disponer o de poder obtener una pareja de cacatúas, de cualquier especie de cacatúa, se esfuerce en conseguir que críen, incrementando de este modo la disponibilidad en favor de otros aficionados.
La cría de cacatúas siempre ha tropezado con dificultades. Las que han sido criadas a mano raramente son buenas para dicho menester. En ellas concurre un sentimiento de dependencia con relación a sus padres adoptivos humanos y debido a tal circunstancia no les es posible reconocer los placeres potenciales que aporta un compañero cuando se les pone en contacto con él.
Otro problema consiste en la dificultad de determinar, a través de indicios externos, el sexo de muchas especies. Algo que sucede con la cacatúa galerita, en la que el dimorfismo sexual es muy leve.
Los nuevos métodos de sexación quirúrgica y hormonal han mitigado un tanto, sin embargo, este inconveniente y nuestro veterinario ha de poder llevarlo a cabo o ponemos en contacto con alguien que esté en condiciones de hacerlo.
La primera condición en la cría de cacatúas es disponer de una pareja auténtica y esperar que sea compatible. No obstante, cuando se trate de ejemplares que no han tenido un contacto previo, la introducción debe efectuarse con sumo cuidado.
Un pájaro nuevo nunca debe ser instalado en una jaula o pajarera que ya lleve ocupada desde hace algún tiempo por otro. En tal caso lo mejor es alojar a los dos en una pajarera de cría completamente diferente. Esto al objeto de que inicialmente ambos se dediquen a explorar y a acostumbrarse a su nuevo «territorio» en lugar de mostrarse agresivos el uno hacia el otro.
Los miembros de una pareja introducida de este modo pronto se convertirán en grandes amigos, siendo de esperar que al final se apareen. La dimensión mínima de una pajarera de cría en la que se quiera instalar una pareja de cacatúas debería ser la de 3 metros de longitud, 1,5 metro de anchura y 2 metros de altura. Debería estar asimismo instalada en un lugar tranquilo y no en uno susceptible de recibir muchas visitas.
De hecho, los mayores éxitos han sido conseguidos por los avicultores muy “solapados” que no permiten que nadie, a excepción de los miembros de su familia inmediata, se acerque a una pareja de potenciales criadores.
Lo mejor es ocultar parcialmente la pajarera aislándola del resto del jardín mediante un seto o un vallado al objeto de que los pájaros no desistan de sus intenciones de cría como consecuencia de la perturbación que supone la visión continuada de las actividades de la familia.
En condiciones normales muchas cacatúas crían durante los meses de primavera y verano en el hemisferio sur. Es decir, de septiembre a enero, y ello puede exigir que transcurran varias temporadas para su adaptación a la situación inversa cuando son trasladadas al hemisferio norte.
Sin embargo, la mayoría de especies son sorprendentemente resistentes y algunas han llegado incluso a criar con éxito al aire libre durante un invierno septentrional. Pero, aun así, debe procurarse que esto ocurra durante los meses cálidos siempre que sea posible.
A la pareja de cría, se debe proporcionar un tronco hueco, un barril o una caja de nidificación de gran tamaño. La dimensión de cualquiera de estos elementos se verá influida, como es lógico, por la de los pájaros. Pero, según parece éstos muestran preferencia por un «mínimo» antes que por un “máximo”.
El orificio de entrada debe tener un diámetro adecuado paira que los pájaros puedan entrar cómodamente. A este respecto conviene recordar que el pico de buena parte de las cacatúas posee una elevada capacidad destructiva. Lo cual obliga a proteger el reborde de dichos orificios con una lámina de metal. Ésta fijada de modo que no queden al descubierto aristas de perfil mellado y por tanto potencialmente peligrosas.
El suelo de la caja de nidificación puede recubrirse con una fina capa de virutas de madera, la cual complementarán las cacatúas cuando «reordenen» a su gusto el interior de la cavidad. Antes de la cría y durante la misma debemos asegurarnos de que los pájaros reciben una dieta adecuada, prestando especial atención al cascajo y al calcio (escudo de sepia, conchas desmenuzadas, etc.).
También pueden suministrarse desde el inicio de la cría y en particular mientras los polluelos se encuentran en fase de desarrollo semillas remojadas y pan duro. Asimismo remojado al que se habrá añadido un poco de leche. La inclusión de estos elementos en la dieta asegurará el que los padres puedan producir con rapidez una especie de “sopa” en su buche. Después regurgitarán para dársela a los polluelos.
El número de huevos en la puesta varía de una especie a otra y en algunas de ellas son los dos miembros de la pareja los que incuban. Mientras que en otras, este cometido sólo lo lleva a cabo la hembra (éste es el caso en las cacatúas negras). Durante el periodo de incubación, los pájaros deben ser molestados lo menos posible.
El nido sólo deberá inspeccionarse en raras ocasiones, como por ejemplo si sospechamos que algo va mal. No debemos desanimarnos si nuestras cacatúas no alcanzan el éxito en su primera cría. A través de un tanteo pronto estaremos en situación de propiciar las condiciones que nuestros pájaros necesitan para criar con éxito.
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