El perro boyero de Flandes es originario de la región belga de Flandes. En la formación de este can rústico, fuerte y dominante intervinieron diversas razas, incluidos los canes que iban acompañando a los tercios españoles. Su función principal era como perro de pastor. En CurioSfera-Animales.com, te explicamos el origen e historia de la raza Boyero de Flandes.
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Origen de la raza Boyero de Flandes
Grifones y Pastores de Beauce son algunas de las razas que, con toda seguridad, intervinieron en la formación de este impresionante animal. Su origen es tan antiguo que se pierde en la memoria de los pastores flamencos. No está claro cuáles fueron las influencias y los diferentes cruces que se emplearon hasta conseguir este extraordinario perro guardián y de pastor que, a la larga, se ha convertido en una de las razas más populares del mundo.
Su función original era la de trabajar con el ganado, sobre todo con el bovino, en la zona de Flandes de modo parecido a como lo hacía su pariente valón en las Ardenas. Pero, gracias a su versatilidad y a su facilidad de entrenamiento, así como al desarrollo de un físico impresionante, enseguida empezó a desarrollar otros trabajos bien distintos: compañía, vigilancia, deporte, utilidad, seguridad, perro lazarillo, etc.
Historia de la raza Boyero de Flandes
Durante la cruenta Primera Guerra Mundial, por ejemplo, se lo utilizó como mensajero y como perro para el rescate de heridos, un difícil y arriesgado trabajo en primera línea que a punto estuvo de costarle la existencia a la raza. Por fortuna, un grupo de entusiastas criadores flamencos trabajó duro durante los años veinte del siglo pasado para recuperarla y en la actualidad está plenamente consolidada en todo el mundo y cuenta con el reconocimiento internacional de todas las asociaciones cinófilas.
Históricamente siempre ha sido un perro muy fuerte, con una apariencia poderosa e impresionante, acentuada por su el clásico arreglo estético y por la característica imagen de su cabeza, grande, cuadrada y adornada por unas espesas cejas y una gran barba. Dicha apariencia es aún más evidente en los ejemplares que presentan el tradicional corte en triángulo de las orejas, aunque éstos cada vez son menos, ya que, como sucede con la cola, dicha práctica está prohibida desde hace años por muchas legislaciones nacionales e internacionales de protección animal.
Bajo su espeso y enmarañado pelo esconde una boca y unas mandíbulas grandes y fuertes que le confieren un gran poder de disuasión. Gracias a ella la raza se ha abierto un hueco en los deportes de ring, donde se valora una mordida fuerte y amplia, particularidades ambas que este animal cumple a la perfección. A su apariencia fiera contribuye también su estructura corporal, cuadrada y fuerte, con una musculatura disimulada por el pelo pero bien evidente al tacto o en movimiento.
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