Su origen es francés y durante siglos permaneció confinado en los valles pirenaicos. En CurioSfera-Animales.com, te explicamos el origen e historia de la raza Pastor de los Pirineos.
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Origen de la raza Pastor de los Pirineos
Evidentemente, por sus condiciones naturales, es el perro de pastor ideal. Sobre todo en el trabajo de agrupamiento y conducción de los rebaños, en especial de ovejas. A lo largo de los siglos ha ido especializando su trabajo, dejando la parte de seguridad y vigilancia en manos del perro de montaña de los Pirineos. Así, se ha formado un tándem perfecto entre carea, o perro de pastoreo, y mastín, o perro de guarda, que se ha puesto en práctica con gran éxito en muy diferentes regiones del mundo.
No obstante, algunas características particulares de la raza, como su inteligencia, resistencia y velocidad innatas, lo han hecho popular para otros menesteres. Así, durante la Primera Guerra Mundial fue uno de los perros más usados por el ejército francés, sobre todo como mensajero. El animal transportaba órdenes entre trincheras. Eso sirvió para darlo a conocer en todo el país y hacer que muchos cinófilos franceses ajenos al mundo rural y al pastoreo de los valles pirenaicos se interesaran en su crianza. A partir de la Primera Guerra Mundial su popularidad aumentó, y la raza fue reconocida oficialmente en 1936.
A diferencia de otros perros de pastor que recurren a un fuerte contacto visual, éste emplea mucho el cuerpo, el movimiento y el contacto físico con el rebaño. Trabaja muy pegado a las ovejas, manteniéndolas agrupadas y llevándolas de un sitio a otro sin apenas necesitar indicaciones del pastor.
Tradicionalmente a los pastores de los Pirineos se les solían cortar las orejas y el rabo, en función de los terrenos en los que debían trabajar. Hoy en día, dicha práctica se ha perdido. Incluso en muchos países las legislaciones de protección animal han prohibido expresamente todo tipo de mutilaciones estéticas o funcionales en los perros.
El pastor de los Pirineos es una raza muy sana, y esta salud se debe en buena parte a las características de su peculiar desarrollo histórico. Al vivir en una zona montañosa de difícil tránsito, formada por valles apenas comunicados entre sí, era común que se produjeran cruces muy cerrados entre los mejores ejemplares de los pastores de una misma zona.
En determinadas épocas del año se producía el contacto ocasional entre pastores de diferentes valles. Bien durante las épocas de traslado de los rebaños a zonas de clima más suave o en el encuentro de profesionales con motivo de las ferias de ganado. Estas ocasiones eran aprovechadas para intercambiar perros o para realizar cruces con los mejores ejemplares de otros valles. Esto aportaba un toque de sangre fresca y diferente, y enriquecía las líneas de cría.
Esto provocaba que el patrimonio genético se viera reducido. Y que, por tanto, las características genéticas recesivas, tanto las buenas como las malas, estuvieran muy presentes en la cría. Aunque esta circunstancia puede parecer negativa, lo cierto es que facilitaba la eliminación de aquellas características indeseables que iban apareciendo con el tiempo.
Además, al tratarse de una raza eminentemente útil y de trabajo, en su selección han estado ausentes los criterios estéticos o sentimentales. Se han utilizado para la reproducción sólo los ejemplares más valiosos. Es decir, aquellos que se mostraban más capaces para desarrollar su trabajo y que, además, tenían la salud suficiente como para soportar el duro trabajo del pastoreo en las montañas.
Hoy en día, al popularizarse la raza y ampliarse su utilidad más allá de lo tradicional, los criterios de selección también han variado. Por lo que la raza ha pasado a padecer determinadas enfermedades en porcentaje muy similar a otras razas más conocidas. Por lo demás, es cierto que se da un exceso de consanguinidad, pues no existe una gran variedad de líneas de crianza. Esta circunstancia supone un problema a la hora de afrontar la exclusión de algunas enfermedades.
Es obligación de los criadores, pues, introducir criterios selectivos firmes que conduzcan al control y la erradicación de dichas enfermedades, muchas de las cuales pueden ser detectadas en los cachorros antes incluso de que abandonen la casa del criador. Sería ideal que ya desde ese primer momento se considerase la posibilidad de separar de los programas de cría y selección de la raza a todos aquellos perros portadores de patologías hereditarias, pero que pueden llevar una vida normal como animales de compañía.
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