El perro Dóberman fue concebido no hace tanto y como perro de protección. En CurioSfera-Animales.com, te explicamos el origen e historia de la raza dóberman.
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Origen raza Dóberman
El dóberman es una raza de perro no muy antigua. Este can le debe su nombre al cinólogo alemán Karl Friedrich Louis Dobermann. Éste a finales del siglo XIX decidió crear una nueva raza que le sirviera de guarda y de protección para su nunca bienvenida profesión de recaudador de impuestos.
Para ello realizó cruces entre el pinscher alemán, el rottweiler, el braco de Weimar, el pastor de Beauce, el Manchester terrier y el galgo inglés de color negro. La función original del perro resultante de estos cruces era proteger a su dueño del asalto de ladrones que acechaban su recaudación. Desde el principio la raza alcanzó unas altas cotas de popularidad gracias también a su apariencia, al tiempo elegante e imponente.
El temperamento fuerte, orgulloso y valiente de este perro confería una seguridad extraordinaria y una tranquilidad muy valorada en la convulsa Europa de principios del siglo XX a sus afortunados propietarios. La fama de los “pinscher de Dobermann”, nombre con el que se conoció a esta raza durante muchos años y con el que todavía se la sigue denominando en Estados Unidos, enseguida traspasó las fronteras de Alemania.
De modo que a principios del siglo XX, los primeros ejemplares de la raza ya llegaron al otro lado del Atlántico. Y en 1908 obtuvieron el reconocimiento oficial por parte del American Kennel Club. En esa época la raza estaba aún en proceso de formación en su propio país de origen. Tal vez, ésta sea una de las causas que expliquen la enorme divergencia de tipo entre los actuales dóberman alemanes o europeos y los dóberman americanos que han sido criados con líneas de sangre americanas.
Aunque hoy en día se lo utiliza incluso como perro de compañía, la raza fue desarrollada como un animal de trabajo, exclusivamente utilitario. Sus virtudes son muchas y su polivalencia le permite trabajar como perro de vigilancia, de protección, de rastreo, en el rescate de personas, como perro auxiliar de la policía y del ejército, como perro de terapia y perro lazarillo. También como un excelente competidor en deportes de ring, por ejemplo en obediencia, e incluso en exposiciones de belleza.
En cuanto a su uso como perro militar es obligado reseñar el importante papel que la raza desempeñó en la Segunda Guerra Mundial. En aquella época se extendió el tópico, fruto de la propaganda política, de que el pastor alemán era el perro favorito de Hitler y, por extensión, del ejército nazi. Como contrapartida, el ejército de Estados Unidos adoptó al dóberman, muy popular en aquellos momentos en ese país.
Muy utilizado en labores de guarda y protección, como su perro militar por excelencia. Fundamental fue también su trabajo durante la Guerra del Pacífico, lo que hizo que su fama y su buena imagen social aumentasen de forma exponencial. Dicha popularidad no dejó de crecer en todo el mundo hasta los años setenta del siglo XX, cuando la raza conoció un auge espectacular.
Se convirtió, sin duda, en el perro de moda y enseguida empezó a sufrir las consecuencias: por un lado se dio una crianza masiva e incontrolada, con cruces poco selectivos y otros más centrados en los aspectos estéticos que en los funcionales. Por otro lado, algunos nuevos propietarios se acercaron a la raza con un total y absoluto desconocimiento de la misma. Por lo que en muchas ocasiones destinaron a un perro puramente de trabajo a menesteres que no le eran propios.
Todo ello provocó la proliferación de ejemplares con un temperamento alterado, agresivo y en ocasiones peligroso. Fruto de problemas de crianza, selección y, sobre todo, de manejo, lo que hizo que sobre la raza se extendiera una leyenda negra que a punto estuvo de condenarla al más absoluto ostracismo.
Las crisis muchas veces sirven para limpiar el ambiente de todo lo superfluo e improductivo, y algo así fue lo que sucedió con esta raza. Tanto quienes se habían acercado a la crianza del dóberman con el único fin de hacer dinero. Lo mismo sucedió con propietarios poco preparados o nada dispuestos a cultivar las cualidades de su perro. Encontraron pronto la excusa para alejarse de la raza, y por tanto la dejaron otra vez en manos de sus entusiastas y devotos conocedores. Con lo que, en poco tiempo, este magnífico perro volvió a recuperar el buen nombre que desde su creación lo había acompañado.
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