En sus orígenes esta raza se dedicaba a la caza del zorro en Inglaterra, su país de procedencia. En CurioSfera-Animales.com, te explicamos el origen e historia de la raza Jack Russell terrier.
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Origen de la raza Jack Russell terrier
El origen del Jack Russell terrier lo encontramos en el Reino Unido. Es un cánido puramente de trabajo que fue desarrollado en Inglaterra a mediados del siglo XIX por el reverendo John Russell (de ahí su nombre). Este clérigo era un gran aficionado al deporte de la caza con perros. Se dedicó con especial interés a buscar un can que se desenvolviese con habilidad en la caza del zorro junto a los sabuesos de la jauría.
Con el tiempo, los terriers del reverendo se fueron separando en dos razas bien diferenciadas:
- El Parson Russell terrier: con las patas largas y capaz de seguir a los caballos y sabuesos en la caza a campo abierto.
- El Jack Russell terrier: que se caracteriza por tener las patas más cortas y por estar destinado a trabajar en el entorno de la casa y en las cuadras controlando las plagas de roedores.
La caza del zorro ha sido tradicionalmente uno de los deportes de campo más populares de Inglaterra. En especial entre las clases acomodadas, que hicieron de las jornadas de caza verdaderos acontecimientos sociales.
En ellos se entablaban relaciones, se cerraban negocios y se llegaba, incluso, a acuerdos políticos claves para la dirección del país. Por ello, todo noble, miembro de la realeza u hombre de negocios que se preciara contaba con una buena finca en el campo en la que poder dar fiestas, recibir a sus invitados y agasajarles con cacerías al gusto de la época. Por lo general los propietarios de estas fincas vivían la mayor parte del año en Londres. Solo acudían al campo en verano o para asistir a acontecimientos determinados.
En la actualidad el sistema de propiedad de la tierra en Inglaterra sigue siendo tan peculiar como hace 500 años: los grandes terratenientes tenían sus fincas y, además, los derechos de propiedad sobre enormes extensiones. En cambio, los pequeños propietarios estaban obligados a pagar una renta anual por el derecho de uso de las tierras, además de ceder al señor determinados privilegios de paso o de aprovechamiento de la caza.
Esta situación propiciaba, y aún lo sigue haciendo, que los ricos y nobles pudieran organizar cacerías a caballo en campo abierto sin preocupación de las tierras por las que habían de moverse. Para poder organizarías, los dueños de las fincas solían tener a disposición de los cazadores una gran cuadra de caballos y una cuidada jauría de perros, elemento imprescindible en este tipo de caza. Además de los habituales sabuesos, beagles, foxhounds, perros de Saint-Hubert, etc.
Pronto empezaron a seleccionar perros de tipo terrier que acompañaban a los perros de raza sabuesos y entraban hasta las madrigueras, adonde éstos no podían llegar, para hacer salir al exterior a zorros y tejones, principalmente. Entre estos nobles aficionados a la caza se hallaban también muchos clérigos. Como John Russell, que no era un simple cura rural. Cabe recordar que en esta época la carrera eclesiástica se reservaba a los hijos segundos o terceros de la nobleza, que no tenían derecho a heredar las tierras de su padre.
No se trataba, por tanto, de personas carentes de educación ni de fortuna. Sino de individuos tan habituados a los deportes y a las aficiones de la nobleza como el que más. Además, el privilegio de vivir permanentemente en el lugar donde estaba establecida su parroquia, lo que los convertía, en muchas ocasiones, en cazadores muy avezados y experimentados.
Ése fue el caso concreto de John Russell, quien, además, destacó por su habilidad en la cría y selección de un tipo de terrier especialmente diseñado para la caza del zorro. La popularidad de sus terriers hizo que se extendieran muy pronto por todo el país. La mayor parte de las veces como obsequio recibido por quienes participaban en una cacería en la que hubiesen intervenido ejemplares de este criador.
La versión original de esta raza es la que hoy se conoce como parson Russell terrier. Un perro de tamaño mediano, y de estructura equilibrada y flexible. Con unas patas lo suficientemente largas como para poder correr durante largas y agotadoras jornadas, junto a la jauría de sabuesos por delante de los caballos.
Dotado de un pelo duro, áspero y denso. Lo protege de la maleza y de las agresiones externas, pero tan apretado que visto desde una cierta distancia puede parecer incluso un perro de pelo corto. No obstante, la concentración de caballos, de perros y de otros animales en las grandes casas de campo hacía necesario contar con graneros y almacenes donde guardar la comida de los animales. Así, como con grandes cocinas y despensas para poder atender a todos los invitados.
Y estas condiciones resultaban ideales para la proliferación de algunas alimañas como ratas y ratones. Dado que vivían plácidamente en las cuadras y en los sótanos de las grandes casas señoriales. Así, también se hizo imprescindible encontrar un animal que ayudase a controlar las mencionadas plagas. En este sentido, el terrier del reverendo Russell se reveló pronto como un extraordinario, valiente y combativo cazador de roedores.
Hecho que determinó que algunos de estos perros empezaran a quedarse siempre en casa. Conviviendo con los caballos, pasaban la vida a cubierto encargados del exterminio de ratas y ratones en los hogares y en las cuadras. Como las madrigueras de estas alimañas eran significativamente más pequeñas que las de los zorros y tejones, se empezaron a seleccionar los cachorros que tenían las patas más cortas para que permanecieran en casa. Los de patas más largas se destinaron a las salidas al campo.
Del mismo modo, el tipo de pelaje dejó de ser una cuestión tan primordial, puesto que estos perros estaban casi siempre a cubierto. No importaba conservar algún perro de pelo más corto si era un buen cazador, rápido, listo y hábil. Así, a partir de una misma raza, poco a poco se fueron creando dos tipos de perros diferentes. Durante muchos años se consideraron como uno solo y se cruzaron entre sí, indistintamente, en función de lo que el criador estuviese buscando.
No obstante, los ejemplares de patas más cortas, los rateros, siempre se consideraron de menor valor, como simples terriers de trabajo. Por eso sus primos hermanos de patas más largas, los parson Russell terriers, los perros nobles y de caza, fueron los primeros en obtener un reconocimiento oficial. Contaron con un estándar y con un club de la raza. Iniciando así su aventura en solitario.
Los de patas cortas, en cambio, empezaron a quedar fuera de los ciclos reproductivos de élite. Pero ello no significó que dejaran de criarse nunca. Es más, empezaron a hacerse frecuentes no sólo en las cuadras de los caballos de caza sino en las de propietarios particulares. También, en las de los criadores de caballos de carrera purasangre ingleses. Lo que supuso su espaldarazo definitivo y el mantenimiento de su popularidad.
Al cabo de unos años de vida y de evolución por separado se hizo evidente a todas luces que existían dos razas diferentes, con muchas similitudes pero con particularidades propias, y a estos terriers de pata más corta se los empezó a llamar Jack Russell terriers, nombre con el que se los ha terminado reconociendo oficialmente por los diferentes clubs caninos internacionales y nacionales.
Cómo curiosidad, este can se hizo famoso mundialmente al aparecer en la película «La máscara» con el nombre de «Milo«. En España también al protagonizar anuncios de «La lotería» bajo el nombre de «Curro«.
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