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Coton de Tuléar: Origen e Historia

El coton de Tuléar se desarrolló en la isla africana de Madagascar, a partir de los bichones que llegaron allí con las tropas francesas. Tras cruzarse con otras razas, especialmente con malteses, se convirtió en perro guardián de rebaños en Madagascar y, más tarde, en perro de compañía. En CurioSfera-Animales.com, te contamos el origen e historia del cotón de Tuléar.

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Origen de la raza Coton de Tuléar

El coton de Tuléar es miembro de la familia de los bichones. Y, comparte con muchos de ellos un origen común. Llegó a la isla de Madagascar acompañando a las tropas francesas y terminó adoptando el nombre de la ciudad malgache de Tuléar.

Después de sucesivos cruces con otros bichones como el bichón frisé o el bichón maltés, se fue estableciendo como la raza favorita de las personas más destacadas de la isla. Durante años estuvo recluida en su zona de origen, donde desarrolló un tipo fijo y estable. Hoy ocupa un lugar destacado entre las razas de compañía con mayor auge.

Tal como indica su nombre, el coton de Tuléar es un perro caracterizado por un pelaje algodonoso, coton en francés significa «algodón». Y, cuyo origen se encuentra en la ciudad de Tuléar, en Madagasear, donde la raza encontró su hábitat perfecto.

cuál es el origen del coton de tulear

Esta isla, la cuarta más grande del mundo y la mayor del continente africano. Está situada estratégicamente en el océano índico y desde siempre ha sido objeto de atención. Y, deseo por parte de las grandes potencias comerciales, las cuales vieron cómo los bravos habitantes de la isla las iban rechazando una tras otra.

Finalmente, a principios del siglo XIX, Francia consiguió establecer algunas bases comerciales en ella. Y, aunque no logró anexionarse la isla por completo hasta 1895, la influencia francesa se hizo bien evidente en aspectos tan diversos como la lengua, la arquitectura o el tipo de organización sociopolítica.

Asimismo, hasta Madagascar se importaron también desde la metrópoli toda una serie de costumbres que acabaron por fijarse en la sociedad malgache. Incluyendo la afición por los perros de determinadas razas de compañía, como los bichones.

Estos animales llegaron a la isla acompañando a los barcos mercantes, ya que, además de ser grandes animales de compañía, también eran muy apreciados por la excelente labor que reali­zaban a bordo de los barcos controlando la proliferación de ratas y ratones.

La adaptación de dichos bichones a Madagascar fue extraordinaria. Esto se debió, por un lado, al clima benigno de la isla y, por otro, al favor del cual gozaron desde un primer momento por parte de las clases más altas de la emigración francesa e incluso por parte de los nobles locales.

Historia de la raza Cotón de Tuléar

Una vez se asentaron en la isla los diferentes tipos de bichones, éstos se cruzaron entre sí. Este hecho unido a la condición de aislamiento y lejanía con respecto de Francia, propició la aparición de un can con un tipo nuevo y singular. Así, terminó constituyéndose en una raza pura: el coton de Tuléar. Una de las particularidades de esta raza, que la diferencia del resto de los miembros de la familia de los bichones, es su pasión por el agua.

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A este perro le encanta nadar y, más allá de su origen isleño, la razón de dicha inclinación encuentra su fundamento en una leyenda, difícil de demostrar pero muchas veces contada, acerca del naufragio de un gran navío francés frente a las costas de Tuléar.

En dicho percance murieron ahogados todos los marineros, pero consiguieron salvarse sus pequeños perros blancos, los cuales parece ser que llegaron nadando hasta la isla, donde encontraron su hogar y su refugio. Pero parece evidente que la diferenciación final del coton de Tuléar respecto de los de­más bichones se produjo de forma casual, por selección natural, y no por la intervención meditada y dirigida del ser humano.

En efecto, como la raza era prolífica, muchos ejemplares empezaron a cambiar de manos e incluso a ser abandonados, y estos bichones dejados a su suerte encontraron refugio en los bosques, donde se fueron asilvestrando y cruzando aleatoriamente entre sí y con algún otro tipo de perro local hasta dar lugar a la aparición de una raza homogénea y distinta.

Estos cruces provocaron, por ejemplo, la apa­rición de un color achampañado, diferente del blanco puro, en algunos ejemplares, o el desarrollo de sus habilidades como terrier, que lo diferencian de los otros bichones.

En cualquier caso, al igual que las características de la isla de Madagascar han producido animales únicos y con características tam­bién muy definidas en otras especies, como por ejemplo el archiconocido lémur de cola anillada o rayada, único en el mundo. El coton de Tuléar es igualmente un perro muy singular, a pesar de que se pueda encuadrar dentro de la familia de los bichones.

Sus incondicionales citan numerosas características como las definitorias de dicha singularidad, y entre ellas destacan su desarrollada inteligencia, su temperamento siempre alegre y, en particular, su gran habilidad para modular la voz produciendo una gran cantidad de sonidos que le dan una riqueza vocal desconocida en cualquier otra raza canina.

Asimismo, al haber sido durante años una raza sil­vestre, este can desarrolló también una especial habilidad para la caza y un instinto gregario que lo hace diferente de muchos otros perros de compañía. De hecho, el coton vivía en manadas en las zonas boscosas de las costas de Madagascar y compartía con los demás miembros de su grupo la comida, el agua. Pero también un lugar seguro donde dormir, por lo que tal vez ésta sea la razón que explique lo bien que se lleva con otros perros.

Desde un principio este perro gozó de la atención y el cariño de los nobles, pero también fue adop­tado enseguida por parte del pueblo llano. Por ello, no se hizo nada inusual ver grupos de estos canes corriendo por el campo o por las calles de ciudades como Antananarivo, la capital del país.

Así mismo, como sucede con otros perros de la familia, es fácil encontrar perros parecidos al colon retratados junto a sus propietarios en cuadros de la época. Y en estas pinturas ya es posible apreciar la evidente heterogeneidad que se da en la raza, fruto de su juventud y de la presencia de diferentes perros en su patrimonio genético, alguno de ellos no muy bien catalogado.

Reconocimiento de la raza

Desde la internacionalización de la raza como un apreciado perro de exposición y de compañía, la crianza selectiva está dando sus frutos. Estos ejemplares cada vez gozan de mayor calidad y poseen un tipo más homogéneo. En efecto, el primer estándar oficial de la raza se redactó en 1969 y en 1970 se solicitó el reconocimiento internacional. Dicho reconocimiento le llegó en 1971 por parte de la Federación Cinológica Internacional.

En él se reconoce a Madagascar como país de origen de la raza, pero se le otorga el patronazgo a Francia. Una vez establecido el estándar, a mediados de la década de 1970 empezaron a llegar los primeros ejemplares a Inglaterra, donde la raza está reconocida por el Kennel Club, y a Estados Unidos, donde ésta aún está en proceso de reconocimiento.

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