El perro grifón de Bruselas desciende de uno pequeño ya desaparecido y que abundaba en la región de Bruselas: el smousje. A este perro original, se le añadieron las influencias de otras razas como el carlino o el king Charles spaniel, que contribuyeron a fijar el tipo, los colores y el pelaje de este peculiar grifón. En CurioSfera-Animales.com, te explicamos el origen e historia de la raza grifón de Bruselas.
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Origen de la raza Grifón de Bruselas
Como bien indica su nombre, el grifón de Bruselas es originario de la capital de Bélgica, zona donde desde el siglo XVII los cocheros y propietarios de caballos se hacían acompañar de un perro pequeño de aspecto y funcionalidad similar a los terriers.
Su única función era la de controlar las plagas de roedores en las cuadras y dentro de los carruajes, así como la de guardar estos vehículos y advertir de la presencia de merodeadores. Estos smousjes, nombre con el que se conocía a estos pequeños canes, llamaron enseguida la atención de las señoras de la alta sociedad belga.
Seguramente por haberlos visto desempeñando esta función de guardianes de los carruajes, y se encapricharon tanto de ellos que empezaron a demandar algunos ejemplares como animales de compañía. Es indudable que en el desarrollo de la raza tuvo una fuerte influencia el affenpinscher alemán, un perro pequeño, valiente y con un manto duro y desgreñado.
Pero lo cierto es que el cambio definitivo de tipo se produjo con la introducción en la línea de cría de otras sangres diversas: la de una raza local hoy desaparecida llamada grifón d’écurie, la de carlinos y la de ejemplares rubí de king Charles spaniels, responsables de la fijación del color rojizo del grifón de Bruselas.
Historia de la raza Grifón de Bruselas
De las tres razas de grifones originarias de Bélgica, la del grifón de Bruselas es la más antigua. De hecho, fue presentada por primera vez en 1880 y su primer estándar se publicó tan sólo tres años más tarde, aunque en 1904 sufrió una modificación.
Las otras dos razas, la del pequeño brabantino y la del grifón belga, se crearon a partir del de Bruselas, mediante la introducción de nuevas razas en los cruces, y, en verdad, nacieron como variedades, hasta que a principios del siglo XX se les dio la categoría de razas diferenciadas.
Este perro nunca ha gozado de mucha popularidad fuera de su lugar de origen. Pero sí es cierto que durante el siglo XIX conoció una época de mayor auge gracias a que la reina belga María Enriqueta se declaró gran entusiasta de la raza.
No obstante, después de la Segunda Guerra Mundial la supervivencia de este perro se vio gravemente afectada, pues en Bélgica ya no quedaban ejemplares. Si ha conseguido llegar hasta hoy ha sido gracias a la labor de recuperación que llevaron a cabo algunos fieles criadores en Inglaterra. De hecho, éste es el país donde la raza ha tenido mayor difusión.
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